La identidad, define el sentir de cada persona en cómo se entiende a sí misma, y cómo se muestra al mundo y a sus pares. Esta se construye en aspectos sociales, psicológicos y emocionales, que van conformando el sentir de quién Yo Soy, hago, siento, pienso, percibo, repudio, etc. En donde cada persona reconoce lo que tiene de común al resto de la humanidad, y también su singularidad. Como base, el sexo biológico corresponde a lo genital (lo asignado) y género corresponde a la construcción social (lo aprehendido y elegido) Lo que cada persona identifica en lo social, como propio. La identidad es un constante, una interacción entre el mundo interior con el exterior.
Hace millones de años dejamos de pertenecer a una especie puramente biológica, y entendemos como especie, de manera puramente animal. Nos volvimos una especie intrínsecamente conectada a lo social - mundo (naturaleza, minerales, equilibrio de lo viviente), inventamos el concepto y maquinas para definir el tiempo a través de segundos (la oscilación de un péndulo) y la realidad de la comenzamos a definir de manera social, estamos en una situación como especie de íntima interdependencia, dependemos del colectivo para nuestra alimentación, vivienda, transporte, vestimenta, comunicación, contención, desde nacer hasta que nos entierran, dependemos de nuestra especie para hacer y Ser. Considerar que estamos en el momento de la humanidad sólo biológico, pienso es no considerar ni la interdependencia social, ni millones de años de evolución para ser la especie animal más social y dependiente de su especie del mundo y de la existencia del mundo.
La identidad de género nos constituye en cuándo a quién somos, qué hacemos, qué nos gusta, cómo nos reconocemos y cómo queremos ser reconocidas/es/os. En rasgos que son asignados desde la cultura que nos sugieren cómo es, actúa y siente una mujer o un hombre. Cada persona se identifica con estos rasgos o no, según la comodidad que ofrecen estos rasgos, y cómo son asociados desde su crianza y entorno.
La identidad de género no-binarie, corresponde a las personas que se sienten parte de los rasgos hombre- mujer, o ninguna, o fluida, entre otras. Esta forma de identificarse con y para el mundo existe y ha existido incluso desde épocas ancestrales, como es el ejemplo de la cultura mapuche en donde existen personas que se sienten parte de lo masculino y femenino y son llamades "Dos espíritus" o "Epupillan", cabe destacar que en la época del colonialismo, destruyeron e impidieron (hasta el día de hoy) la difusión y el respeto por la cultura mapuche.
La identidad no-binarie, no es destructiva ni dañina para ninguna persona, ni forma cultural, no tiene sentido negarla ni menos prohibirla, a menos que sea para un ánimo de dominio y abuso hacia grupos sociales. En palabras de Laura Llevadot (2020) "Los que tienen el poder, lo ejercen a través del lenguaje, lo que está o no, permitido nombrar, qué o quiénes se ocultan y quiénes está permitido nombrar". En palabras de de Wittgenstein (1921) "Los límites de mi lenguaje, son los límites de mi mundo", nos gobiernan y dominan a través de la lengua, de los símbolos que están permitidos, de lo que podemos o no, expresar de nuestras emociones a través de las palabras.
El lenguaje en femenino, también ha estado inhibido y subyugado, así como las figuras científicas, literarias, políticas, entre otras, incluso las mismas mujeres no hablan en femenino ni cuando se refieren a ellas mismas, ni cuando hablan de grupos. Lo que nos narramos, es lo que existe para nosotras/es/os en nuestra realidad/percepción. Desde el lenguaje construimos nuestra realidad (Maturana) y es preciso que en el lenguaje exista democracia para expresarnos y sentirnos.
Nuestro lenguaje debe estar dotado de democracia, de lo contrario no habitamos en la democracia.
Por lo tanto, yo escribo en lenguaje agénero usando cada palabra conjugada en género con las alternativas de género existentes a/e/o. Por ejemplo, si escribo en género la palabra "belleza", lo conjugo como bonita/e/o, y cada persona debe elegir con qué género se representa al leer o declamar, y también qué género/s le gusta.
He observado, que algunas personas les complica conjugar las palabras que tienen asignación de género, debido a que, algunas palabras que refieren a objetos, terminan en "o", y confunden o existe una ignorancia, sobre qué palabras tienen asignación de género y qué palabras se refieren a objetos. Por ejemplo, la palabra armario, no tiene asignación de género, debido a que es un objeto, por lo tanto, no puede conjugarse como "armaria/e/o". Diferente son las palabras que sí tienen referencia a una identidad de género, como "apurada/e/o, psicóloga/ue/o, extrovertida/e/o" entre otras.
Para lograr vivir en una cultura y sociedad cohesionada, hay que comenzar por el respeto y la integración de todos los grupos sociales, integrar a las disidencias es el primer paso para volver a un ápice de democracia.
Les recomiendo revisar mis fuentes y si quieren más información pueden escribirme a mi correo, abrazos fraternos!